domingo, 4 de octubre de 2015

Sacristía de las Cabezas, Catedral de Sigüenza


Catedral de Sigüenza. Sacristía de las Cabezas. Vista parcial del techo.
Vamos ahora, finalmente, con la par­te ornamental que ha dado el nombre a este recinto y conquistado para él la fama universal: esas 304 cabezas de su bóveda, que, a manera de artesonado, pétreo, lanzan constante su ru­mor, su vago decir, su lento y blanco llorar de siglos sobre los admirados rostros de quienes hasta ellos llegan. Sin entrar en la literaturización que, por otra parte, merece esta obra, di­remos que cada uno de los sectores de la bóveda posee 19 hileras, con 4 cabezas cada una. Las 9 de una vertiente se orientan en el sentido ver­tical que permite su lógica visión, lo mismo que las otras 9 de la vertiente contraria. Tan sólo en las cuatro caras de las hileras centrales, de la clave, se permite el artista una orientación distinta, pero meditada y equilibrada, como corresponde el estilo arquitec­tónico, riguroso y sistemático, en que se construye el conjunto. Damos aquí esta distribución como aportación al estudio completo de esta bóveda.
Se orientan las caras de estos me­dallones claves con arreglo a un eje que va desde la ventana al rosetón (E.‑O.); y, adoptando por parte exter­na de la sala la correspondiente a Le­vante, tenernos que en el primer sec­tor de la bóveda las tres caras exter­nas miran hacia dentro las dos in­ternas lo hacen hacia fuera. En el segundo sector, las dos caras externas miran hacia dentro, y las dos internas lo hacen hacia fuera. En, el tercer sec­tor, la primera y tercera miran hacia el interior, y la segunda, y cuarta es orientan hacia la ventana. En el cuar­to sector, el más interno, la cara externa mira hacia dentro, y las tres siguientes lo hacen hacía fuera. De esta manera, sin que en ningún sector es vea el mismo orden, guardan todos ellos un equilibrio perfecto. 
Pasando ahora al estudio iconográ­fico de estos 304 medallones, hemos de decir que en ellos aparecen los más diversos tipos que la imaginación puede concebir. Contemplar tal cantidad de gestos, de actitudes, de penas y alegrías conjuntadas, de pobrezas y dignidades confundidas, originan una tormenta anímica de la que uno se recupera ya difícilmente. Creemos que, en parte solamente, es esto techo una galería de retratos. Aparecen, si, diversos bustos de obispos, canónigos, religiosos, bachilleres, dignidades civiles, etc., ataviados a la usanza, de mitad del siglo XVI, que podrían muy bien ser personajes contemporáneos del artista que trazara y tallara sus rostros. En una gran mayoría de ellos, sin embargó, no se ha pretendido más que el efecto estético del poder y la fuerza que emanan de la plumilla y la plumilla del escultor.
Anteriores posts sobre la Catedral de Sigüenza:
1.Capilla de la Concepción.
2. La Capilla del Espíritu Santo.
3. El Doncel de Sigüenza.

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